Mimunt Hamido Yahia

Te despiertas una mañana de domingo algo gris, el cielo barrunta lluvia, te preparas el café y piensas en disfrutarlo leyendo la prensa, pero antes ves que tienes en tu ordenador cientos de notificaciones, la curiosidad te puede y entras a echar un vistazo. Personas queridas, otras desconocidas que se alegran contigo porque tu libro por fin está escrito, acabado y camino de las librerías. Ha sido un camino duro y largo y te alegra que se alegren porque lo has escrito para ellas y ellos. Para reflexionar juntas sobre lo que nos ocurre y por qué nos ocurre.

Sonríes, agradeces, te alegras de ver a amigas con las que hace tiempo que no interactúas…y entonces lees algo que te deja parada: Una mujer que sin haber leído aún el libro me llama puta a mí y de paso a mi madre porque según ella, de madre puta, hijas putas.

Acostumbradas estamos y mucho, demasiado, a insultos y amenazas, igual es por eso que nos lo echamos a la espalda y podemos reflexionar a partir de ese mismo insulto, porque los insultos hay que reflexionarlos también. Los insultos son diferentes según la intención que tengan y según quien los verbaliza.

Veamos: El insulto lo escribe una chica mora como yo y musulmana. Ella se siente ofendida y cree que yo insulto a su religión, a las mujeres musulmanas, a los hombres musulmanes, a su dios y sus símbolos, a todo lo que ella cree sagrado. No, no ha leído el libro, eso es imposible, no sale hasta dentro de unos días, pero el titulo ”No nos taparán” es el detonante de que vuelque su mala baba, adornada con un lenguaje soez muy sexual: “Puta tú, puta tu madre”, “Cuantas pollas has debido chupar”, etc…

Todo este rosario de improperios tiene algo común. Son insultos patriarcales.

Si una mujer publica un libro es porque debe haber tenido relaciones sexuales con el editor. ¿Cómo entender si no que una mujer pueda publicar un libro?

Mentar a la madre insultándola llamándola puta es de lo más patriarcal. Las madres en el patriarcado tienen un rol importantísimo: Educar bien a sus hijas para que sean sumisas, calladas y asuman a su vez el papel que el patriarcado tiene asignado a sus madres. Esta es la rueda del sometimiento patriarcal.

Mi madre cumplió a rajatabla lo que le dictaba su patriarcado, su sociedad machista. Me educó en esos valores: la humildad ante los hombres, el sometimiento, el pudor, la castidad… Hizo conmigo lo que había hecho antes su madre con ella: perpetuar el sometimiento a las leyes y a la moral que dicta nuestro patriarcado. Mi educación era mucho más importante para ella que la de mis hermanos varones, no la educación académica, sino la educación social. Limpiar, cocinar, atender a las visitas, no decir una palabra más alta que otra, no llevarle la contraria a los mayores y mucho menos si eran hombres. Ser un ejemplo para mi hermana y mis primas, ser un motivo de orgullo para mi familia.

Yo y mi ropa teníamos que ser “decentes”: nada de tirantes ni ir sin mangas, nada de faldas cortas… por supuesto lo de tener amigos varones, aunque fuesen compañeros de colegio ni se contemplaba.

Pero llega hoy esta mujer e insulta a mi madre…¿por qué? Porque esta mujer que insulta y que desgraciadamente es una mujer joven, está bien educada, no por su madre (la mía si me hubiera oído o visto decirle estas palabras a otra persona me hubiera cruzado la cara y obligado a pedir perdón). Está bien educada por el patriarcado.

Por eso se insulta a las madres de quienes disentimos: las madres son las “culpables” de que nos salgamos del buen camino. Los padres no tienen ese papel.

El patriarcado da muestras de su inmensa inteligencia al dejar que quienes nos enseñen a ser “buenas niñas” sean otras mujeres a las que a su vez otras mujeres enseñaron a someterse. ¿Cómo salir de ese circulo vicioso?

Nos educaron para no disentir, pero algunas lo hacemos para que esta joven, que hoy nos insulta a mi madre y a mí, un día pueda vivir en paz consigo misma y no perpetúe la opresión que nuestras madres, ella y todas nosotras hemos sufrido.

Las moras sabemos querer a nuestras madres, sabemos perdonar su rigidez con nosotras, porque sabemos que a ellas las han obligado a ser víctimas antes que madres.

4 comentarios sobre “De madre puta, hijas putas

  1. La descripción de tu madre me recuerda a la mía, como te educó, como te tenías que vestir, todo. Mi madre nació en1916, yo en 1954. Éramos una familia católica, buena gente. Su primer bañador fuè en1975, todavía lo recuerdo. Como tù, adoro a mi madre. Sigue escribiendo Munia, las mujeres somos guerreras, hay que batallar y tú reflexionas y escribes bien. Es un placer

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  2. Reblogueó esto en Pozos de Pasióny comentado:
    Mimunt Hamido hace una interesante reflexión sobre una característica del fenómeno del «odio social»: los insultos. Cuando hay más confusión que argumentos y más rabia que razones, muchas personas eligen el insulto para enfrentarse a quienes generan en ellas esa confusión.

    En mi opinión esa rabia probablemente esté ahí de antes y suele nacer, en mi opinión, del maltrato, la injusticia y el miedo. Un miedo que oscurece la perspectiva de quién está de tu lado y quién te volverá a hacer daño. Impulsa al individuo a denostar irracionalmente a quien expresa una idea conflictiva para su conciencia o sus expectativas vitales.

    Los insultos son expresión de intolerancia, pero también de miedo y de agresividad. Cuando esa agresividad es ciega, irracional, no va dirigida al individuo como tal sino a todo su linaje, entorno o cultura. Insultar a la familia es un síntoma de algo mucho más grave que una simple antipatía puntual. El lenguaje hace visible mucho más que una antipatía o rechazo.

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  3. Soy cristiano, no he leido el libro, todavia, lo leeré. I aún así, te animo a seguir escribiendo. Respeto a las madres que han sufrido el peso del patriarcado i tengo la esperanza que mujeres como tú consigan la victoria de vuestra libertad, solo la mujer puede alcanzar la victória de su propia libertad, nosotros los hombres «occidentales» solo podemos apoyaros però sois vosotras las que conseguireis la victoria, sin repudiar las vuestras madre i enseñando a vuestras hijas el camino de la libertad. que el Dios de musulmanes i cristianos os den la fuerza que en justicia os pertenece.

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