¿Qveloué significa el velo en la religión musulmana?

El velo, también llamado a menudo hiyab (‘cortina’, ‘separación’) es una prenda que pretende ocultar la belleza de la mujer para no excitar al hombre y no dar lugar a acoso sexual, asaltos o violación. En su versión más difundida oculta pelo y escote, pero puede extenderse a tapar también la cara salvo los ojos (conocido como niqab) o toda la cara (burqa). En la teología islámica se considera que el hombre tiene el impulso natural de acosar o asaltar a las mujeres, y para evitarlo se exige a la mujer que tape sus ‘encantos’.

En los países fuera del ámbito musulmán, donde la gran mayoría de las mujeres no lleva velo, el hiyab sirve hoy día cada vez más para que las mujeres musulmanas se identifique visualmente frente a quienes no lo son. Se ha convertido así en un signo de identidad de un colectivo que rechaza mezclarse o confundirse con quienes no comparten su fe.

Nosotras rechazamos el velo por ambos motivos.

No creemos que el hombre tenga el impulso natural de asaltar o violar a las mujeres que lo rodeen. Creemos que el acoso es síntoma de una grave enfermedad social y que, si se da, se debe educar a los hombres para que aprendan a convivir con las mujeres, no ocultar a las mujeres. El velo, al cargar a la mujer con la responsabilidad de evitar el acoso, justifica y legitima el acoso machista.

No queremos exhibir nuestra religión, la que tengamos, en público. No queremos ser un colectivo uniformado, identificado con un ideario concreto. No queremos ser sometidas al control visual de quienes dicen representarnos. Si somos musulmanas es asunto nuestro; no nos obligarán a demostrarlo.

Y queremos impedir que las mujeres nacidas en familias musulmanas se sientan obligadas a identificarse  mediante el velo. Pero si en una comunidad – ya sea un país musulmán, ya sea un barrio de inmigrantes en España – la gran mayoría de las mujeres nacidas musulmanas lleva velo, no hacerlo se convierte en una heroicidad y expone a quien lo haga a presiones continuas, acoso e insultos por parte de familia y vecinos: cuando todas llevan velo, no hacerlo convierte a una chica en puta. Y en presa legítima para el acoso.

Llevar velo legitima el acoso, establece una segregación por religiones y ejerce presión sobre las demás. Por ello decimos No al velo.